FUGACES ZOPILOTES ICONOCLASTAS (HAZ LAS CUENTAS)

Durante el apocalipsis sucedido tras la crucifixión del mesías Yorasangre en el gran sabino de Chalma, episodios de horror cundieron en torno al orbe.

Por ejemplo, en cierto rincón de esta ciudad apóstata: Salvador yacía desnudo: Julia yacía desnuda.

Por eso los cuatro ¿arcángeles?, ¿zopilotes? Antropófagos, los vigilaban.

La garra del hambre hirió entonces seis entrañas.

Julia y Salvador vivían dentro del metro.

Su vida era la zozobra. En los vagones solitarios se hacinaban sombras penetra-paredes. Entrar. Salir. Danza flotante que les impedía a Julia y a Salvador la paz del descanso.

Salvador y Julia se sentían fantasmas perdidos en la infinitud de túneles.

No eran fantasmas. Aunque hubieran sobrevivido algún tiempo más dentro de aquella oscuridad.

No obstante, hallaron la “Salida” en Bellas Artes y cayeron en esa trampa hórrida llamada Mundo.

El sol alumbró sus desnudeces, hasta entonces inéditas.

Desde el Tívoli de la Alameda, las meretrices de ocasión fumaban divertidas por el desconcierto de la pareja.

El auténtico vagabundo de siempre se acercó puntual a la cita de su destino iconográfico, lento, cuidadoso: el ramillete de rosas (¿rojas o ensangrentadas?) en la mano diestra: una antigua navaja de afeitar desenfundada en la siniestra.

Julia quiso huir.

Sus piernas no respondieron a la apuración de sus deseos.

Salvador, en el primer (pero también último) acto heroico que pudo cumplimentar, la cargó hasta una banca vacía a mitad de la Alameda.

Allí tuvieron una única visión bella de la vida: Árboles gigantes nacían del concreto, la hiedra abrazaba ninfas de fuentes secas, hongos multicolores en las juntas de las baldosas pétreas.

Bosque fugaz.

Julia abre la boca. Oscuro humo de hambre escapa de su garganta.

Su rostro se apaga: carne hollada do ayer hubo pómulos rocinantes.

Una espalda joven puede curvarse tanto como la de una anciana.

Salvador supo que su mujer iba a romperse.

Aparecen los cuatro ¿arcángeles?, ¿zopilotes?, ¿antropófagos? Que revolotean en círculos sobre la pareja y baten sus alas de pestilentes raquis.

Salvador toma un palo y lo agita en el aire con afán de ahuyentarles.

Ellos pudieran fulminarlo con sólo una miríada, mas cierran los ojos, pacientes, y se alejan sonriendo con esa sonrisa tan suya de laca y altar.

A Julia le enloquecen las esperas.

Decide tranzar con sus ¿zopilotes iconoclastas?, y sin avisarle a Salvador, muere.

Salvador carga el fardo en el que se ha convertido Julia.

Avanza en silencio por la avenida Juárez.

Templos desnudos. Ciudad de grises, caca y sangre.

En los escombros de la Casa de los Azulejos, Salvador halla el santo grial: una cocina económica.

Mira escritos en la pizarra el menú y los precios.

Convence a la dueña y recibe dos tortillas con sal a cambio del cadáver de Julia.

Pendientes de un alerón de la Torre Latinoamericana, ocho garras carroñeras esperan se publique en la pizarra el cambio de menú: niña envuelta.

Desde abajo, en la tierra salvaje, Salvador los contempla de soslayo y con resentimiento. Los cuatro, ¿arcángeles?, ¿antropófagos?, ¿zopilotes iconoclastas?, han de mascar las uñas, el cabello y los cuatro labios de su mujer embarrados de  salsa roja.

Este cuento apareció por primera vez durante el 2020 en la revista Sierpe y se puede consultar en la siguiente dirección:

https://ssierpess.wixsite.com/sierperevista/fugaces-zopilotes-iconoclastas

*La ilustración muestra una mujer shibari y es del gran maestro Toshio Saeki

Publicado por Juan de Dios Maya Avila

Juan de Dios Maya Avila (Tepotzotlán, 1980) Becario de la Fundación para las Letras Mexicanas, del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico. Ganó el Concurso Internacional de Cuento, Mito y Leyenda Andrés Henestrosa 2012 y el Concurso Latinoamericano de Cuento Edmundo Valadés 2019. Ha publicado los libros La venganza de los aztecas (mitos y profecías) (traducido parcialmente por la Texas A&M International), Soboma y Gonorra (Resistencia, 2018), El Jorobado de Tepotzotlán (Literatelia, 2020), La Serpiente y el Manzano (Paserios, 2021), Las oraciones paganas (San Agap, senó Icaró: sal) (Pequeña Ostuncalco Editorial, 2023), Niña oscura y otros relatos de vampiras (El Salto, 2023) y Eztlán (Hoja en Blanco, 2023. Libre descarga en: https://www.hojaenblancoeditorial.com/_files/ugd/db6fb7_e778fc4f350943f5aec0dac319a3f8d1.pdf), y editado y antologado los libros Érase un dios jorobado, Érase una bruja Malinalco y Érase una Villa de carbón. En el año 2013 funda el Concurso Estatal Pensador Mexicano de Literatura escrita por Niños y Jóvenes. Colabora permanentemente con la revista hispanoamericana El Camaleón y con la Revista de Arte Boticario. Su obra ha sido traducida al inglés, esloveno y ñathó (otomí).

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